El Ecumenismo fue el motor principal de la visita de Benedicto XVI a Estados Unidos. Muchos piensan que los motivos son otros, políticos (que también lo son) y de búsqueda de Paz en el mundo (que no lo tengo tan claro).
Esta semana, en concreto ayer miércoles 7 de Mayo, Benedicto XVI recibió a Karekin II "patriarca supremo y catholicos de todos los armenios", según Zenit.org. El motivo de la visita fue renovar el pacto ecuménico realizado con su antecesor Karekin I en 1996 con Juan Pablo II al poder.
"Como gesto de este acercamiento, recientemente se colocó en un nicho exterior de la Basílica de San Pedro una bella estatua de san Gregorio el Iluminador, fundador de la Iglesia Armenia" (otro "santo" en la colección).
Esta pincelada dibuja los últimos movimientos ecuménicos, y que siguen adelante sin parar. Lo que más me sorprende es ver a protestantes y evangélicos ansiosos por andar el camino ecuménico, y no ver muestra alguna de cuestionamiento sobre las bases del mismo, o al menos alguna reflexión al respecto.
En Zenit.org ha salido a la luz otro artículo acerca de la importancia de la Virgen María en el Ecumenismo, y no quiero dejar sin mencionar este hecho. Es un artículo de la teóloga alemana utta Burggraf, especialista en Teología de la creación, Teología ecuménica y Teología feminista, profesora de Teología Dogmática en la Universidad de Navarra.
A la pregunta "¿Puede María impulsar el ecumenismo?" ella responde:
"Ciertamente. No podemos olvidar que el verdadero protagonista del movimiento ecuménico es el Espíritu Santo. Por tanto, es aconsejable que una persona que quiere trabajar en serio por la unidad de los cristianos, tome a María como maestra y compañera en el camino: su docilidad al Espíritu puede considerarse el núcleo íntimo de una auténtica actitud ecuménica.
La veneración a nuestra Madre se fundamenta en la Sagrada Escritura. María canta en el Magnificat: «Desde ahora, todas las generaciones me llamarán bienaventurada». Estas palabras son una profecía y, a la vez, una misión para la Iglesia de todos los tiempos.
Los cristianos no inventaron nada nuevo cuando comenzaron a alabar a María. En cambio, descuidarían algo que les fue encomendado, si no lo hicieran. Se alejarían de la palabra bíblica, y no glorificarían a Dios tal como Él quiere ser glorificado."
La veneración a nuestra Madre se fundamenta en la Sagrada Escritura. María canta en el Magnificat: «Desde ahora, todas las generaciones me llamarán bienaventurada». Estas palabras son una profecía y, a la vez, una misión para la Iglesia de todos los tiempos.
Los cristianos no inventaron nada nuevo cuando comenzaron a alabar a María. En cambio, descuidarían algo que les fue encomendado, si no lo hicieran. Se alejarían de la palabra bíblica, y no glorificarían a Dios tal como Él quiere ser glorificado."
Estoy de acuerdo en que María fue ejemplo para muchos de nosotros, en docilidad, en aceptar la voluntad de Dios, y sobre todo, en ejemplo como madre y educadora. Lo que hay que comentar es la"veneración", dado que no tiene base bíblica, a pesar del Magníficat, como indica la teología católica. Efectivamente, Bienaventurada seguimos llamando a María, dado que no cualquier mujer pudo ser la Madre del Salvador del mundo. Tuvo que ser realmente alguien muy especial como para que el Padre confiara la vida del Hijo en los primeros años de su vida. Pero de ahí a la veneración, mucha distancia hay.
De hecho, esa "bienaventuranza" no se refiere a una adoración o veneración como se interpreta en la teología romana. La prueba está en las palabras del propio Señor Jesucristo. El texto lo encontramos en Lucas 11:27 y 28:
"Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. Y él le dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan".
Queda claro que el Salve y Favorecida (Lucas 1:28) son en referencia al privilegio de tener al Hijo de Dios en su propio seno y la responsabilidad de la crianza, sin duda por encima de cualquier otra mujer, por ello fue elegida.
Pero la Bienaventuranza no debe ser como se interpreta tradicionalmente, dado que el mismo Jesús sitúa por encima como bienaventuradas a todos "los que oyen la palabra de Dios y la guardan". Entonces tendríamos que "venerar" a todo aquél que guarde la Palabra de Dios, no sólo a María.
En otra ocasión, mientras Jesús estaba predicando, recibió la visita de su madre y sus hermanos, veamos cuál fue la reacción de Jesús en dicha ocasión, y si tuvo alguna preferencia por su madre o aprovechó para ensalzarla. Lucas 8:19-21
"Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. Él entonces respondiendo les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen".
De haber sido aprobado por Dios la veneración a María, en estas dos ocasiones Jesús tuvo sendas oportunidades de enseñar claramente que así debía hacerse. No obstante, en ambas ocasiones refirió la misma respuesta.
Por otro lado, Romanos 3:23 nos señala que "por cuanto todos pecaron, y están destituídos de la gloria de Dios" (Cf. Rom. 5:12). Todos, incluye a todo ser vivo, exceptuando a Jesucristo, único sin pecado entre la humanidad. Esto quiere decir que sólo hay uno digno de adoración y alabanza. Los propios ángeles rechazaron ser alabados por los profetas y apóstoles. El mismo apóstol Juan, en Apocalipsis 19:10 nos indica:
"Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas, yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios".
Dios hizo al ser humano "poco menor que a los ángeles" (Salmo 8:5; Hebreos 2:7, 9), y si los mismos ángeles rechazan la veneración, ¿por qué se ha de adorar a la criatura? Los mismos apóstoles rechazaron ser adorados.
Cornelio quiso adorar al Apóstol Pedro en Hechos 10:25-26
"Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, le adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre".
El propio Pablo y Bernabé rechazaron ser adorados en Hechos 14:14-15
"Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay".
El primer mandamiento es calrísmo: "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:3). Aunque la fe católica indica que no eleva a María al estátus de "dios", sino de corredentora con Jesús. No obstante, con los textos vistos hasta aquí, queda claro que el "magníficat" no era un protocolo de "entronización".
La Biblia amonesta contra la formación de imágenes para postrarse ante ellas (Éxodo 20:4-6) y el Magníficat no excusa este mandamiento tampoco. Véase Estudio Bíblico sobre el Segundo Mandamiento.
Para concluir la breve reflexión quiero citar al propio Señor Jesucristo en Mateo 4:10 "Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás".
El verdadero espíritu de María fue el mismo que guió a Juan Bautista a decir: "Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe" Juan 3:30. Este es el verdadero Espíritu que debería guiar a la unidad del cristianismo, el de la humildad exaltando a Dios en primer lugar.
Si efectivamente, María es la Impulsora del Ecumenismo, y la Iglesia Católica Romana es la que está abierta al Ecumenismo de forma pasiva, es decir, que todos deben "volver" a ella, mucho habría que meditar antes de dar un paso tal. Prefiero "obedecer la Palabra de Dios" para ser "bienaventurado" como Jesús indicó en sendas ocasiones, y venerar únicamente al Dios verdadero como Jesús mismo indicó ante las tentaciones.
Agradecemos a: http://estudiarlabiblia.blogspot.com/search/label/Ecumenismo
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