martes, 15 de junio de 2010

Rumbo al fin de una generación


INTRODUCCIÓN:
De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.  El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Lucas 21:32-33
El pasado 14 de mayo, Israel cumplió 62 años de su declaración de independencia; con ello entró a sus últimos ocho años para cumplir 70 años de independencia, si tomamos en cuenta que una generación en el término gentil es de 70 años.
Entonces, a partir de este año hacia adelante tendremos múltiples especulaciones hacia el eminente arrebatamiento de la Iglesia. ¿Y porqué digo así? Pues recuerde que La Segunda Venida del Señor Jesús estará marcada por el pacto de Israel con el anticristo, por un periodo de siete años.
Al final de dicho periodo, en un momento de extrema angustia para el pueblo de Israel, mientras enfrenta la rebelión de su falso mesías y la invasión de los ejércitos de las naciones, aparecerá la gran señal de la gloriosa Segunda Venida del Señor.
Los verdaderos cristianos consideramos El Rapto de la Iglesia como un acontecimiento exclusivo para la Iglesia; es decir, que participarán todos los miembros fieles de la Iglesia, tanto los muertos en Cristo Jesús, como todos los que estemos vivos en ese momento.
Pablo habló de esta promesa, y dijo que una corona está aguardando a todos los fieles que aman y espera esa bendita promesa (2 Timoteo 4:8). 
Este glorioso acontecimiento esperado por la Iglesia verdadera a lo largo de estos dos mil años, y del cual he dado evidencia en uno de los artículos que escribí aqui en la pagina web el año pasado, titulado El Rapto ¿Mito o realidad?, sin lugar a dudas hoy más que nunca ese acontecimiento parece estar “a la vuelta de la esquina”. 
Como no se puede saber el día ni la hora en que ha de ocurrir este magno acontecimiento, la Iglesia tiene que estar esperándole en una forma eminente; es decir, que puede pasar ahora, como puede pasar en el futuro muy cercano. Sin embargo, el Señor nos dejó señales muy evidentes.
Al cumplirse estas evidentes señales, debe poner a los verdaderos creyentes a estar mucho más en guardia, espiritualmente hablando (Lucas 21:28 y 21:34).
Pero sin lugar a dudas, a partir de este aniversario 62 de Israel, se dispararán muchas especulaciones acerca del eminente Rapto. Desde ya en muchos sitios de Internet se pueden leer artículos que sugieren que este acontecimiento puede suceder en este mismo año nuevo judío; es decir, en el próximo mes de septiembre. Otros sitios sugieren el mes de mayo del próximo año, y otros sugieren el año 2017.
Por supuesto que todas esas sugerencias son puras especulaciones, pues como he mencionado en múltiples artículos y en mis prédicas, del día y de la hora jamás nadie la podrá conocer, pues es una potestad que está sólo en las manos de Dios (Mateo 24:36).
¿Por qué estamos seguros de que nosotros somos esa generación?  ¿Por qué no podríamos estar equivocados, como se equivocó otra generación en el pasado?  Para ello entremos a estudiar estas razones del porqué estamos seguros.
DOS EVIDENCIAS CONTUNDENTES:
Tenemos dos evidencias contundentes que demuestran que somos la generación del fin del mundo y de la venida del Señor Jesús por segunda vez. Para poder entender mejor esto, por favor leamos con detenimiento el pasaje de Mateo 24:3
Estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo? Mateo 24:3
Estando sentado el Señor en el monte de los Olivos, después de haber tenido el lamento sobre Jerusalén y haber profetizado la dispensación del pueblo (y la destrucción de Jerusalén, y la ocupación por parte de los gentiles), los discípulos se acercan para hacerle estas dos contundentes preguntas sobre los tiempos finales.
La primera evidencia es sobre la señal de su venida: “¿Qué señal habrá de tu venida”? Esta primera señal, ineludiblemente tiene que ver con el retorno del territorio de Israel a su pueblo como Nación. Y con ello, preparar el camino para el retorno de gran parte de su pueblo de los diferentes países del mundo donde estuvieron dispersos por casi dos mil años.
"proclamación de independencia de Israel en la sede de la ONU en Nueva York, en 1948 - El País" (1)
En relación a esta profecía, hay una enorme cantidad de pasajes de la Biblia, en especial el libro de los Salmos, los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, y en la mayoría de los libros de los profetas menores. Evidencia que ya las hemos mencionados en estudios anteriores en nuestra página web.
Por supuesto que existen detractores dentro del pueblo cristiano, que están absolutamente seguros que Israel no juega ningún papel en las profecías de la venida del Señor; en especial los líderes antisemitas dentro de nuestros concilios evangélicos.
Si analizamos la historia del pueblo judío, y el territorio de Israel en estos últimos dos mil años, nos daremos cuenta que decir que ellos ya no son pueblo de Dios es estar totalmente desubicado de toda historia realista sobre los judíos a lo largo de estos siglos.
Cuando viví en Jerusalén, la última vez en el año de 1996, recuerdo haber visto una entrevista que pasó la televisión de Jerusalén, donde un periodista europeo cuestionaba a un rabino sobre el porqué ellos habían abandonado la tierra de Israel en todos estos siglos pasados, y ahora estaban despojando al pueblo palestino de esta tierra, la cual ellos tienen derecho —recalcó el periodista—, “pues ustedes dejaron la tierra abandonada”.
El rabino de inmediato le respondió al periodista europeo: “Nosotros los judíos jamás dejamos nuestra tierra por nuestra propia voluntad; fueron ustedes, los europeos, primero por medio de su imperio romano y después como naciones seculares, los que nos obligaron a abandonar nuestras tierras. Y no hubo tan solo un siglo en todos estos dos mil años en que no intentáramos en regresar a nuestra tierra. Y ustedes siempre nos lo impidieron.
No hubo tan solo un siglo, década, año y día, que no extrañáramos nuestra tierra; tres veces al día orábamos en dirección a Israel y Jerusalén. En todos nuestros escritos, poemas y canciones mencionábamos nuestra tierra; nunca dejamos de usar nuestro idioma hebreo, aunque fuera en las liturgias y plegarias.
Pero no sólo nosotros, el pueblo, lloramos y extrañamos nuestra tierra; la tierra de Israel también nos extrañó. Prueba de ello es que desde que a nosotros se nos obligó a salir de la nuestra, ésta se negó a producir a los pueblos gentiles que vinieron con cada imperio gentil que la ocupó. Ella se convirtió en un desierto siete veces más salado que las aguas del mar.
Ni siquiera al último pueblo hoy en día, conocido como palestino (que es una especie de descendientes de los Kurdos y de todos los pueblos árabes vecinos), ni ellos mismos pudieron hacerlo producir. Y así permaneció hasta después de que su pueblo empezó a regresar a principios del siglo XX, y más específicamente después del 14 de mayo de 1948, día de la Independencia de nuestra nación…”.
La respuesta de este rabino a este periodista europeo en Jerusalén, en el año de 1996, fue muy realista y contundente.
Nadie puede negar absolutamente que en estos últimos 62 años han pasado cosas muy grandes, tanto con el pueblo judío, que a la fecha han regresado cinco millones de 189 naciones, que se han enfrentado a más de cien millones de pueblos árabes y se han sobrepuesto contra todo pronóstico.
Y se ha convertido en la única democracia en toda esa región; es el pueblo más intelectual de toda la Mesopotamia, a tal grado que más del 22 por ciento de los premios nobel se han otorgado a este pueblo. Desde que este pueblo regresó a su territorio, el mundo ha recibido múltiples beneficios en todas las aéreas. 
Cualquiera que quiera negar esto, podría considerarse una persona totalmente desinformada o una persona enferma, como lo son todos los llamados antisemitas.
De igual manera, nadie puede negar que desde que la tierra de Israel tuvo de nuevo su independencia, la tierra comenzó a dar vida; de tal manera, hoy en día las naciones más poderosas del mundo, como los Estados Unidos, Rusia y China, van a Israel para aprender de los judíos el secreto de hacer producir el desierto.
Cuando uno está llegando a Israel por avión, uno puede ver que todo lo que se ve verde es Israel, y todo lo que se ve seco son los países vecinos. 
Podemos decir, con absoluta seguridad, que la profecía del Profeta Ezequiel en el capítulo 36 (quien profetizó que el desierto de Israel florecería como el jardín del Edén), se ha cumplido al pie de la letra, pues el 93 por ciento del consumo total de los alimentos de la población judía es producido por su tierra. Y como si fuera poco, es el máximo exportador de flores en todo el Medio Oriente.
Los mismos canales de televisión científica reconocen abiertamente estos argumentos, y ningún historiador normal niega estos hechos. Aquí tenemos a los judíos plantados en su tierra por 62 años como nación; ambos, pueblo y tierra, viviendo juntos y siendo noticias en todo el mundo.
Por cierto, que en todos estos 62 años de independencia, el árbol que más se ha multiplicado en Israel es el árbol de la higuera, uno de los siete árboles frutales silvestres que nacen en la tierra de Israel.
Pudiéramos hablar mucho más de todos estos 62 años. Agregaríamos muchas páginas para describir todo lo que ha pasado desde que los judíos volvieron a ser Nación: La población se triplicó, la ciencia se disparó. Pero volvamos a nuestro estudio.
La primera evidencia es por lo tanto contundente para demostrar que somos la última generación gentil; ya que esta generación has sido testigo del retorno de Israel a su tierra. Esta evidencia es la higuera (Mateo 24:32-34).
Segunda evidencia: ¿Qué señal habrá del fin del siglo?
La segunda evidencia, o señal, tiene que ver directamente con el pueblo judío. ¿Por qué con el pueblo judío? Porque el pueblo judío ha sido el único pueblo en dos mil años que no ha dejado de orar por esta ciudad; nunca dejó de hacer la misma petición en todos los dos mil años atrás. El próximo año volveremos a Jerusalén, y en cada una de sus oraciones voltearon sus rostros en dirección a la Santa Ciudad.
Jerusalén (2)
En noviembre de 1947, cuando las Naciones Unidas dieron “luz verde” para que los judíos recobraran de nuevo su territorio, estas mismas Naciones Unidas pusieron una prohibición para que los judíos tuvieran soberanía sobre la parte vieja de su ciudad, donde están todos los lugares santos, como el monte del templo y múltiples lugares más.
Las Naciones Unidas dio poder a los jordanos para que mantuvieran están Santa Ciudad, argumentando que era un lugar santo para los islámicos; sin embargo, estos pueblos mantuvieron total abandono todos los lugares santos, tanto para judíos, como para cristianos. Los judíos iban a vivir por casi veinte años en su propia tierra, pero sin derecho a tener libre acceso a su Ciudad Santa, por la cual había orado y llorado por dos mil años.
Pero la profecía del Señor Jesús fue contundente: Él había profetizado que la Santa Ciudad permanecería en manos de las potencias gentiles, hasta que el tiempo del fin su hubiese acercado:
Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan. Lucas 21:24
El 28 de mayo del año de 1967, Gamal Abdel Nasser, Presidente de Egipto, le declaró la guerra oficialmente al pueblo de Israel. Egipto contaba con el respaldo de todos los países árabes y con el total respaldo de la aviación de los rusos.
Esta guerra es conocida como “La Guerra de los Seis Días”; sin lugar dudas, una de las guerras más documentadas en la actualidad. El éxito de esta guerra — considerada hasta hoy en día como la guerra más famosa— sigue siendo objeto de estudio por los expertos militares de todas las naciones.
En sólo cinco días, los ejércitos de Israel conquistaron territorios que duplicaban la misma extensión de su territorio mismo.
El 5 de junio, la comandancia general de Israel dio “luz verde” a un comando judío para que entraran por La Puerta de los Leones, para liberar la Santa Ciudad; después de casi 36 horas de combate, el día 7 de junio, a las siete y media de la mañana, Jerusalén retornó a manos de su pueblo judío.
Desde ese momento la bandera azul y blanco con el escudo de David ondea toda la ciudad vieja de Jerusalén. Desde esa fecha los judíos ortodoxos y conservadores rezan las 24 horas sobre los lugares santos, en especial El Muro de los Lamentos. Desde esa fecha estos religiosos ven muy cercano el sueño de la venida del Mesías, que para ellos sería la primera venida y para nosotros sería La Segunda Venida; solo que antes de esta gloriosa segunda venida, Israel será engañado por un falso mesías, al cual conocemos como el anticristo.
Sobre este tema hay múltiples pasajes, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
El mismo Señor Jesús dijo en Juan 5:39: Yo he venido en nombre de mi Padre, y a mí no me habéis recibido, otro vendrá en su propio nombre y a este recibiréis.
En la parte final de los siete años del pacto con el falso mesías, éste vendrá contra Israel, junto con todos los ejércitos de las naciones. Esta guerra es conocida como La Guerra de Armagedón (Apocalipsis 14).
Al verse los judíos traicionados por su falso mesías, voltearán su rostro al Mesías que rechazaron en la cruz, y en ese momento de angustia, aparecerá al que traspasaron. Y todo Israel (es decir, el remanente que no se fue con el anticristo), lamentará y llorará como se llora por la muerte de un primogénito.
Pero sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de oración. Mirarán hacia mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por el hijo unigénito, y se afligirán por él como quien se aflige por el primogénito. Zacarías 12:10
A partir del 7 de junio de 1967, esta promesa ya está en marcha. Y muy especialmente este año 2010, pues han comenzado con la reconstrucción de la famosa sinagoga Hurbah, un anticipo de la reconstrucción del tercer templo. Mientras, las cuatro potencias afinan los últimos detalles para allanarle el camino a la bestia-anticristo, para el pacto de siete años con los judíos, palestinos y árabes.
Tal como lo profetizó el Profeta Zacarías, Jerusalén está en la mesa de las naciones gentiles, que se la están cargando como una piedra pesada (Zacarías 12:1-3).
Tal como el Señor Jesús profetizó sobre el regreso de Jerusalén, se ha cumplido “al pie de la letra” en nuestra propia generación; hoy en día, los pasajes de Mateo 23:37-39 y Lucas 21:24, y otras citas más de los evangelios, son objetos de grandes investigaciones de los canales de televisión científica.
Es muy importante entender que la razón de que el Señor Jesús dejó dos evidencia para la última generación, es porque Él siempre pensó en dos pueblos; estos son los dos únicos pueblos que adoran al mismo Dios, y esperan al mismo Mesías.
Estos pueblos son: La Iglesia cristiana verdadera. Esa iglesia que mantiene su lucha por seguir los pasos de Jesús bajo la doctrina de las cartas de los apóstoles del Nuevo Testamento. La Iglesia evangélica, que ama y espera la venida del Señor; también es una Iglesia que ama al pueblo judío; Si una iglesia evangélica odia o rechaza a Israel, algo muy malo pasa en esta iglesia.
Hay quienes rechazan a Israel como pueblo de Dios, diciendo que
ahora la iglesia ha tomado su lugar.
Como dije, la primera evidencia es para la Iglesia gentil; la segunda evidencia es para el pueblo judío, que también adora al mismo Dios de la Biblia.
Recuerdo que en 1996, en la televisión local de Jerusalén salió una noticia donde los judíos ortodoxos estaban criticando duramente al Primer Ministro, que en ese entonces era el actual Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu; porque este tenía una niñera cristiana evangélica.
El Primer Ministro Netanyahu respondió a las criticas con una contundente repuesta: “Prefiero tener una niñera cristiana que adora al mismo Dios que yo adoro, a tener una niñera árabe que adora otro dios diferente al mío”.
NOSOTOS SOMOS LA ÚLTIMA GENERACIÓN
Ahora que hemos visto las dos evidencias del porqué somos la última generación (que por cierto, en ninguna otra generación en el pasado contó con esta contundente señal), podemos decir que crea o no lo crea, somos la última generación.
El próximo 7 de junio Jerusalén cumplirá 43 años de haber regresado al pueblo judío, y en uno de mis estudios llamado “Israel y Jerusalén”, demuestro que para los judíos, cuarenta años es el termino de una generación, o un periodo de pruebas. Y que después de esos cuarenta años, llega un periodo difícil, en especial de apostasía.
Si lugar a dudas, una de las más grandes pruebas de la venida del Señor Jesús, es la gran apostasía que estamos enfrentando. En la primera semana de mayo estuve ministrando en la iglesia Centro Evangelístico, de Bruselas, Bélgica, con el Pastor Edgar Vega.
El Pastor Vega me decía, con mucho dolor, cómo ministros muy famosos en la década de los noventa eran tan fieles al Señor y hoy son apóstatas; en algún momento recordábamos juntos en esos días a buenos líderes de nuestra Iglesia, en Costa Rica y Nicaragua, que ahora están profundamente metidos en el materialismo y la apostasía.
El mismo pueblo judío ha caído en una fuerte apostasía, donde los mismos grupos ortodoxos hoy en día le dan más importancia a una ley oral que a la palabra escrita, conocida como Las Sagradas Escrituras; muchos de los grupos judíos ortodoxos son practicantes de la Kabala, una práctica supersticiosa de los babilonios.

Poster de la Kabala (3)
Miles de nuestras iglesias evangélicas, que en un tiempo fueron ultraconservadores, ahora están abiertamente liberales y metidas “hasta las narices” con prácticas de la nueva era y ocultismo en los famosos encuentros. Casi el cien por ciento de estas iglesias ya no espera La Segunda Venida del Mesías Jesús.
Esta gran apostasía que afecta a los dos pueblos, es la más grande evidencia que demuestra, en forma contundente, que somos esta última generación.
Desde que Israel regresó a su territorio, y Jerusalén a su pueblo judío, el mundo cambió totalmente en todas las formas. Y lejos de ser una generación moralista, se ha vuelto una generación inmoral a los niveles más asombrosos.
Hoy en día la inmoralidad sexual se ha disparado con una propaganda gigantesca, que cualquier persona de vida pública que diga que el homosexualismo es pecado, prácticamente es llevado a la inquisición; cuando veo esto, sólo me recuerda las benditas palabras del Señor Jesús en Lucas 17: 26-30.
Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo, como sucedió en los días de Lot, cuando comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del hombre se manifieste. Lucas 17:26-30
Estas dos características que el Señor Jesús enfocó como una evidencia del fin del mundo, son una cruda realidad hoy en día; el pecado de la generación de Noé se caracterizó por ser una generación arrogante, glotona y apóstata. El pecado de Sodoma fue el homosexualismo y el materialismo.
Es exactamente lo que estamos viviendo hoy en día; tenemos una generación arrogante, que pone condiciones a Dios. Si no es un templo lujoso, no quiere adorar a Dios; si no hace lo que ellos quieren, no quieren adorar a Dios.
Una generación que pone su confianza en el dinero; ese materialismo arrastra a gran parte del liderazgo de la Iglesia cristiana, que ha llevado a la Iglesia a la gran apostasía, mientras el homosexualismo ha crecido a niveles alarmantes, que uno tiene miedo sobre el futuro de nuestros niños.
Esta generación, como nunca otra, esta siendo bombardeada incesantemente con mensajes que nos dicen que las "cosas" —que se compran con dinero— son las que nos dan un sentido de identidad, las que nos dan distinción, status. La ansiedad por tenerlas domina las mentes y los actos; ansiedad jamás saciada porque constantemente el mercado ofrecerá mas y mejores cosas que las que actualmente poseemos.
Decir en estos momentos de que no somos la última generación es estar totalmente desubicados; como le he mencionado en los párrafos atrás. La misma naturaleza está dando gritos de angustia, anunciando que se ha llegado el tiempo para que su Creador regrese lo antes posible.
Nunca antes habíamos estado tan impactados por los acontecimientos naturales como lo estamos desde el año 2009; los peores desastres naturales, desde cambios climáticos hasta los peores terremotos. Y la erupción de un volcán en Islandia, que ha paralizado a todo un continente.
Basta con ver las noticias para darnos cuenta que estamos pasando por un periodo de grandes acontecimientos, que coinciden con el acercamiento del fin de una generación de 70 años, dsde el retorno de Israel como Nación.
CONCLUSIÓN:
Como he mencionado en este artículo, a partir de este año en adelante escucharemos muchísimas especulaciones de fechas en relación al Rapto y venida del Señor. Aunque no podemos confiar en esas especulaciones, de una cosa sí estamos seguros: Estas marejadas de especulaciones que saldrán de aquí en adelante, se debe en gran parte por los grandes acontecimientos que se están dando a lo largo de todo el planeta, y aun con nuestro sistema solar.
Todos estos grandes acontecimientos es lo que impulsa a muchos líderes a hacer sus propios cálculos. Pero como he mencionado, el arrebatamiento de la Iglesia del Señor, o popularmente conocido como El Rapto, no consiste en cálculo, pues este magno acontecimiento está y seguirá estando totalmente en las manos del Señor.
Pero lo que sí es una verdad contundente, es que ese acontecimiento puede suceder en cualquier momento. Puesto que no cabe la menor duda de que somos la última generación, si el Señor decide tomar una generación gentil de setenta años, partiendo del día de la Independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948, tendríamos setenta años en el 2018; a esto habría que restarle los siete años de gran tribulación, lo que indica que el 2011 estaríamos en rojo.
Pero si el Señor decide tomar una generación de 80 años, significaría que los próximos diez años serán años de principios de dolores; aquí es donde nos deja con las manos arriba para no especular, pues precisamente el Salmo 90:10 nos cierra las puertas en estos momentos para no caer en especulaciones fuertes. Pero también nos cierra las puertas para no confiarnos de que todavía falta mucho tiempo.
Los días de nuestra edad son setenta años. Si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos.
 Salmos 90:10
No cabe duda que están pasando grandes cosas, que alertan a todo buen creyente a no bajar la guardia por ningún momento en relación a la venida del Señor; hoy más que nunca debemos luchar por mantenernos fieles a La Palabra del Señor, en especial a la doctrina.
Como verdaderos cristianos debemos desafiar a nuestros líderes que se están desviando a que regresen a la sana doctrina; debemos exigir de que volvamos una vez más a le senda antigua en relación a las bases doctrinales de nuestros padres cristianos.
Todos los verdaderos cristianos debemos rechazar enérgicamente toda esa injusticia que se está cometiendo en nuestras iglesias, en relación al entretenimiento emocional, y que los ha desviado del verdadero mensaje del púlpito.
Acabo de estar con el Pastor Chano Nájera, fundador del Templo de Alabanza, en Oklahoma City. El Pastor Chano me decía: “El gran problema es que hemos hecho que nuestro pueblo, o feligreses, ponga más importancia en el talento que en el mensaje”.
Lo que el Pastor Chano dijo es una gran verdad, y con esto hemos dañado a nuestro pueblo evangélico, pues a un cantante se le paga hasta cincuenta mil dólares sólo por actuar una sola noche, mientras que a un predicador se le da, a duras penas, una pequeña ofrenda.
El pueblo evangélico en años recientes esta poniendo mas atención en el espectaculo
que en el mensaje.
¿Cuál es el mensaje negativo que se les está dando a los feligreses? Que es más importante un simple cantante que el mensajero de La Palabra del Señor.
Mientras estaba en Europa, uno de los líderes me compartía cómo uno de estos cantantes idolatrados por nuestro pueblo evangélico, y mejor pagado, ha anunciado que se ha alquilado una isla completa para irse a recrear e inspirar su próximo CD.
¿Sabe usted los miles de dólares que eso le costará a este artista, supuestamente cristiano? ¿De dónde saldrá ese dinero? Por supuesto que ya salió de los bolsillos de los miles de cristianos que pagan para ir a los conciertos de estos individuos.
Mientras en América Latina tenemos miles de iglesias que anhelan una ofrenda de dos mil dólares para poder comprar el techo de su pequeña iglesia, nuestro pueblo les paga los caprichos a estos artistas.
Si muchas de nuestras iglesias continúan en estas condiciones, será imposible que puedan ser persuadidos del sonido de la trompeta de la venida del Señor, pues la música no despierta el alma; la pone alegre, pero no la cambia.
Lo único que puede redargüir el alma es La Palabra; necesitamos volver a los púlpitos y decirles a estos artistas, que si quieren usar su talento será como lo hacían los cantantes cristianos de las décadas pasadas, que lo hacían con profundo respeto para el Señor y cantaban por la pasión de las almas. Necesitamos cantantes verdaderos como Manuel Bonilla y muchos más de esas décadas.
Necesitamos que el pueblo les mande un mensaje contundente a estos artistas; de que no serán cómplices de ese despilfarro de dinero y una pérdida brillante de poder predicar un verdadero mensaje a muchas de esas almas.
Necesitamos volver a recaudar esas mismas sumas de dinero, pero no para que estos artistas se paguen un año sabático con todo pagado sin haber servido al Señor, sino para mandarlo a las misiones en nuestros países y Africa.
Si la mayoría de nuestros líderes vuelve a darle importancia al mensaje, el pueblo volverá a La Palabra. Y esa Palabra los llevará a estar listos para recibir al Señor; el problema es que necesitamos que esto suceda lo antes posible, pues el Señor no tarda.
Hoy en día, cuando se anuncia que viene a nuestra iglesia un artista, se abarrota la iglesia, por el mensaje falso psicológicamente que les hemos mandado, al pagarle grandes cantidades de dinero a estos cantantes; dejemos de hacer esto y motivamos al pueblo a darle importancia a La Palabra.
Empezaremos a ver la gloria de Dios en forma gloriosa y sobrenatural, como sucedió en las décadas del setenta y ochenta.
Ahora que estamos entrando en un periodo crucial en la profecía; debemos, con mucha más razón, acercarnos al Señor por medio de esta bendita Palabra del Señor. Y esa Palabra bendita nos mantendrá en alerta ante la eminente venida del Señor.
Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
2 Timoteo 3:15-17
Aclaro una vez más: Nosotros no esperaremos El Rapto de la Iglesia en una fecha específica. Todo lo contrario, creemos que puede venir en cualquier momento de aquí en adelante, y en el momento en que El Altísimo decida enviar a nuestro Mesías Jesús a recoger a su Iglesia.
Por lo tanto, trabajemos como si Él nunca fuera a venir, y esperémoslo como que si hoy mismo viniera.
Como cristianos no debemos tener miedo del futuro cercano, pues nuestras vidas están en las manos del Señor y no somos esclavos de la superstición; si Cristo viene, hoy mismo nos vamos con Él.
Si vienen grandes desastres más fuertes antes de su Venida, seguiremos esperando en Él y seguiremos cimentados en la promesa del Salmos 91, de modo que mientras el mundo entre en pánico por el fin del mundo, nosotros debemos mostrarles a ellos que a nosotros no nos preocupa el fin del mundo. Porque Dios tiene a todo el mundo en sus manos.
Por eso, mi querido amigo, hoy más que nunca te animo a que vengas lo más pronto posible con toda tu familia a una buena iglesia cristiana, y espera en ella la gloriosa venida del Señor. A nuestros cristianos, una vez más, volvamos a la sana doctrina a darle el lugar especial a La Palabra en el púlpito.
El que da testimonio de estas cosas dice: «Ciertamente vengo en breve».
¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
Apocalipsis 22:20-21
Que el Señor les bendiga; Cristo viene pronto.

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